El objetivo de este trabajo es reflexionar acerca de la influencia de las “TIC” en el desarrollo de la personalidad, poniendo especial énfasis en algunos trastornos psicopatológicos que se han asociado al uso de las mismas, lo que se intenta realizar desde la perspectiva de entender las tic como un fenómeno cultural, asumiendo con ello que no son "ni buenas ni malas" en sí mismas: es la forma como se usen lo que determina las consecuencias en el plano social e individual, formas que están a su vez culturalmente determinadas, pues dependen de cómo se concibe el mundo, las relaciones humanas, las relaciones de producción, los valores y presunciones que orientan y regulan la actividad.
Ante esta situación, han aparecido dos posturas básicas. De una parte se encuentra la postura crítica radical a ellas, que las considera esencialmente deshumanizantes, e incluso "esquizo frenizante", y que abogan por desecharlas, o al menos utilizarlas lo menos posible. De otra parte se encuentra la postura de defensa, no menos radical que la anterior, y que refiere que es el hombre quien las convierte en algo negativo, pues las tic son esencialmente "buenas".
Daré una breve definición del “TIC” ya que al mencionar las se hace referencia a aquellos medios que surgen a raíz del desarrollo de la microelectrónica, destacándose fundamentalmente: los sistemas de vídeos, la informática y las telecomunicaciones, capaces de crear, almacenar, recuperar, seleccionar, transformar y transmitir información a gran velocidad. Ejemplos claros de lo anterior son el internet, las diversas intranets que crean instituciones de diverso tipo y todas las acciones que éstas suponen; la telefonía móvil, la mensajería electrónica y un conjunto de posibilidades que aparecen con vertiginosa rapidez.
Para entender la influencia de las “TIC” en el desarrollo de la personalidad, es necesario tener en cuenta que actualmente las personas se relacionan con ellas en la mayoría de sus áreas de actividad: por ejemplo, en el área de la salud encontramos que están ampliamente incorporadas como medios para el diagnóstico y la intervención; en el área de las comunicaciones, en los espacios recreativos, etc. pudiera decirse que resulta más trabajoso pensar en qué tipo de actividades no se utilizan las tic, que ejemplificar su uso cotidiano. Todo ello supone que el sujeto (aunque no siempre de manera consciente) cree y sistematice sus propias valoraciones, sus propios modos de entender las tic, unas veces de manera más cercana a la realidad, otras maximizando su verdadero alcance.Daré una breve definición del “TIC” ya que al mencionar las se hace referencia a aquellos medios que surgen a raíz del desarrollo de la microelectrónica, destacándose fundamentalmente: los sistemas de vídeos, la informática y las telecomunicaciones, capaces de crear, almacenar, recuperar, seleccionar, transformar y transmitir información a gran velocidad. Ejemplos claros de lo anterior son el internet, las diversas intranets que crean instituciones de diverso tipo y todas las acciones que éstas suponen; la telefonía móvil, la mensajería electrónica y un conjunto de posibilidades que aparecen con vertiginosa rapidez.
En la educación se ha incorporado ampliamente el uso de las “TIC”; esta es una de las áreas de actividad del sujeto que resultan de mayor impacto para la formación de su personalidad, por cuanto es ese el objeto mismo de la educación. Por tanto, de la forma como se usen las tic en esta área dependerá, en buena medida, no sólo las habilidades que las personas adquieran para la interacción con estos medios, sino la idea que se formen de qué son, cuál es su alcance, y cómo deben utilizarse, así como la influencia en el desarrollo armónico o no de la personalidad.